Me cansé y me fui...

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Pocas veces en la vida he sentido claridad con respecto a algunos temas, y este quizás sea uno de esos. La verdad es que este blog lo inicie hace unos cuantos años con el objetivo principal de ser un descargo y un alivio ante todo lo que pasaba en aquellos momentos. Sí, es cierto que con el tiempo viró y se convirtió en un espacio un tanto más musical o de opinión sobre entretenimiento, pero la esencia realmente nunca cambió.  Entonces, me parece que para volver tras un tiempo sin pasarme por aquí, es necesario hacerlo del mismo modo en el que todo empezó: siendo un poco personales. 

La verdad los últimos meses se sintieron especialmente movidos, de un lado a otro con muchas cosas que hacer y pensar; cambios de paradigma dentro de mi propio ser y el empezar a entender de lo que se trata buscar un propósito y tener la expectativa de vivir de aquello. Lo cierto es que los últimos meses fueron un sube y baja tremendo, dentro del cual muchas cosas cambiaron, algunas personas se fueron y otras entraron; y ese creo que es el fin de este escrito, hablar del cambio y de la amistad.




El ser humano es cambiante por naturaleza. Probablemente esa es una de las frases filosóficas con las que más me identifico, claro admitiendo que la esencia de cada uno realmente es inmutable. Pero, entre todo esto el entender que estamos destinados a cambiar, me parece uno de los descubrimiento más interesantes y bonitos que se nos pueden dar. Entender que no estamos hechos para quedarnos parados y estáticos en un lugar, sino que debemos cambiar y movernos en orden de crecer; puesto que lamentablemente si nos estancamos en un momento, un lugar e incluso con las mismas personas, realmente nunca terminamos de crecer y dirigirnos a lo que realmente estamos destinados.

Ahora bien, este cambio eterno en el cual nuestra especie se encuentra inmersa por naturaleza, es a mí parecer uno de los momentos más difíciles de afrontar conforme uno va creciendo; siento que el buscar quedarnos en nuestra zona de confort y con quienes nos sentimos cómodos es algo más que natural, puesto que hay que admitirlo, lo nuevo siempre parece aterrador. 

Y esto se da incluso cuando la situación ya es insoportable, incluso en aquellos momentos en los que el cambio ya no es una opción, sino que se hace imperante, ya que es imposible que una persona deba seguir por siempre en un ambiente en el cual no es feliz o peor aún en un ambiente que le es hostil; puesto que siendo honestos, nadie está obligado a soportar una actitud negativa de otros por siempre, más cuando ésta es una actitud repetitiva.

Así es que, en los últimos meses me vi ante esta disyuntiva, seguir estancado en el mismo bucle y con las mismas personas en aquel círculo que te aleja de lo que quieres, o dar aquel salto de fe hacia lo desconocido y simplemente romper aquel ambiente que ya no me hacía feliz.

La verdad es que a lo largo de todo ese tiempo, me sentí bastante aislado del mundo, como si mi vida la viviera a través de un cristal y fuera totalmente incapaz de tomar las riendas de lo que estaba pasando y al ser incapaz de alejarme de ciertas situaciones, todo continuaba siendo igual y en lugar de cambiar a mejor, las cosas parecían ir empeorando lentamente.

Claro que en todo ese tiempo en el cual extrañamente me sentía totalmente alejado de todo, pensaba que quizás lo único que necesitaba era una seña o un gesto por parte de quienes en aquel momento confiaba, aunque lamentablemente y a pesar de toda la espera e incluso de buscar dicha respuesta con ciertas expectativas, a veces las cosas no son como uno quiere.

Es entonces que el momento del cambio llega, de repente uno pasa de sentir que ciertas personas son indispensables a simplemente empezar a darse cuenta que la vida es demasiado grande y amplía como para pretender que hay personas que deban quedarse para siempre. El cambio es tan grande, que incluso lo que parece indispensable puede dejar de serlo.

Y es que seamos honestos, cuando buscas algo en alguien más es porque eso es lo que sientes que te falta, y lo queramos o no, siempre parece faltarnos algo. Pero, a pesar de todo esto, el crecer es aceptar que si bien siempre necesitaremos de los demás, no debemos por eso quedarnos estancados con las mismas personas o en las mismas actitudes, a veces el ponernos por delante es lo que debe ser hecho, por más que el romper ciertos lazos duela más que nada en el mundo.

Aquí, esencialmente debemos acercarnos a Aristóteles y su filosofía sobre la amistad, que a mi me parece la más acertada, ya que dicho filósofo divide las relaciones de amistad en tres categorías, siendo estas las siguientes:

    1. Las que se dan por necesidad o utilidad; es decir se busca obtener algo del otro sin necesariamente     sentir algo positivo por el.
    2. Las que se dan por placer, es decir se comparte algo con otra persona que nos otorga cierto placer,     sean gustos, sea belleza entre otras tantas cosas.
    3. La amistad como virtud, aquella en la que se da aquello conocido como una conexión, aquella por     la cual ambos seres buscan el bien del otro.

Si lo sé, la charla filosófica puede resultar pesada, pero la verdad es bueno entender que en nuestras relaciones muchas veces nos encontramos ante las dos primeras clases de amistad, aquellas que por sus características son muy fáciles de romper, mientras que el encontrar las amistades del tercer tipo es uno de los desafíos más difíciles, porque admitámoslo, es bastante difícil encontrar personas con las que el vínculo sea tan fuerte como para sentir que el destino ha creado una unión indisoluble.

Entonces (volviendo al ámbito personal), fue que me di cuenta de lo que pasaba, quienes me rodeaban en muchos sentidos no eran personas del tercer tipo de amistad, sino que muy por el contrario parecían ser aquellas del primer tipo, y al darme cuenta de ello, me encontré de frente ante el momento más liberador que viví en mucho tiempo, por que el soltar fue como consecuencia demasiado fácil.

Entonces, simplemente me cansé y me fui... 




Y la vida de repente se volvió una caracterización de "Watching the Wheels", totalmente alejado de todo de repente me sentí tan aliviado,  ya que el espacio y la paz que sobrevienen cuando abandonas conductas que te son dañinas son demasiado buenos como para dejarlos ir.

Además de que, es en aquellos momentos en los cuales, ante las actitudes tomadas, es fácil darse cuenta quien está ahí cuando lo necesitas y quien te busca solo cuando te necesita. De repente todo toma cierto sentido y el actuar en consecuencia se hace relativamente sencillo.

Por tanto, y para cerrar esto, quisiera concluir que realmente no soy ninguna clase de persona o de escritor al cual le guste dar un mensaje que parezca universal y que se aplique a cada caso, en realidad este fue simplemente un descargo de muchas sensaciones y sentimientos que se acumularon el último tiempo, y como lo dije al inicio, el fin de esto es hacer lo que realmente me gusta hacer con este blog, que es soltar las cosas como las siento; y si esto puede aplicar para alguien más, espero sea de ayuda.

Con todo esto dicho, creo que este será simplemente el escrito de vuelta, no quiero que el blog siga mucho esta línea o que sea simplemente una especie de diario, por lo que para aquellos a los que les gusta el otro tipo de publicaciones no se preocupen, puesto que en muy poco volveremos a hablar de rock, arte y otras tantas cosas que me encantan y algunos de ustedes también.

Hasta la próxima!

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