Encuentro



Es una de esas tardes comunes en una ciudad que gris por naturaleza, refleja un áurea azul que parece lentamente envolver todo y a todos los que se encuentran bajo la misma, sin embargo una pequeña muestra de color diferente a la de los demás se proyecta desde un parque en el cual una pequeña y común historia empieza a desarrollarse.

Ahí se encuentra él, cuya juventud parece todo menos disimulable y menos aún por aquella vestimenta que si bien no está muy a la moda no lo encasilla aún en aquel sector de la sociedad cuyas preocupaciones van más allá del mero existencialismo.

Él se encuentra desde hace unos cuantos minutos en el parque y sin quererlo el nerviosismo y la inquietud empiezan lentamente a abordarlo, había elegido aquel parque para encontrarse con una persona especial puesto que tras días y días de planes había concluido que quizás lo más simple podría ser lo que mejor funcionara en su situación.

Sin embargo en aquellos instantes que, como si de alguna maldición se tratase, empiezan a volverse eternos los nervios y la ansiedad empiezan lentamente a hacer notar su presencia, las dudas vienen unas tras otras ¿Quizás se apuro al invitarla ahí? ¿Estaba seguro de no haber mal interpretado todo? ¿Era ese el lugar adecuado? o lo más probable de todo ¿Ella se habría arrepentido y lo dejaría esperando?

Sin que él no lo sepa y no muy lejos de ahí va ella, vestida para la ocasión sin ser muy casual pero sin caer en la exageración, simple tal y como lo había ido pensando desde el momento en que todo había quedado pactado, la seguridad de sus pasos y la alegría con las que camina no van muy acorde con el revoltijo de sentimientos e ideas que tiene en su interior, no sabe que esperar de aquel encuentro pero también sabe que espera mucho del mismo, quizás las últimas charlas de amigas que tuvo antes de salir hacia este momento no hayan servido para nada más que para generar aquella expectativa extraña que ahora parece rodearla.

Es entonces que la obra presenta su primer acto, él casi sin quererlo pero ansiandolo como nunca antes puede verla a tan solo unos pasos, la sonrisa que casi sin querer escapa de su rostro no es suficiente para expresar el alivio y la felicidad que verla llegar le causan, en aquel instante no puede evitar perderse en su forma de caminar y en todo aquello que sin haberlo esperado había lentamente empezado a admirar, desde el brillo que percibe en sus ojos hasta el leve balancear de su largo cabello, así lentamente las dudas y los miedos empiezan a desvanecerse como si nunca hubieran estado allí.

Ella por otra parte lo ve incluso antes de que el lo haga, a lo lejos puede verlo parado mirando el celular con aquella actitud distraída que si bien a veces la irrita parece formar parte del encanto de aquel muchacho que poco a poco había ido apreciando cada vez más, cuando ve que el la nota y percibe aquella sonrisa boba que se le escapa ella olvida casi inmediatamente todo lo que había estado pesando, la expectativa se desvanece lentamente y el encanto del encuentro parece, como si hubiera estado pactado, empezar a tomar su lugar.

El saludo es el de siempre aunque esta vez nada sea como lo es normalmente, tras aquel saludo el nerviosismo parece querer reaparecer lentamente hasta que ambos deciden dirigirse al café que los había acogido desde hace ya un tiempo.

El camino se hace todo menos largo, si bien el nerviosismo inicial parece rehusarse a desaparecer ambos van lentamente dirigiendo la conversación hacia aquellos temas comunes que desde hacía un tiempo se habían convertido en un lugar seguro al que dirigirse en momentos como aquel, y tal y como lo habían esperado la conversación empieza lentamente a fluir, sin saberlo los dos enamorados ofrecen en aquella tarde brillante y con el parque de fondo una imagen bastante simple de lo que el amor significa para muchos, aquel pequeño deseo de compañía y entendimiento que como especie siempre hemos buscado, aunque quizás sea mejor no apresurarnos tanto.

Así casi sin darse cuenta ambos llegan al café, en cuanto entran la orden es la misma que la rutina de los últimos meses venía marcando, es en aquel lugar cuya música, que siempre pareciera ser la que ella adora y que él ha empezado a conocer, otorga el contexto adecuado para que ambos se pierdan en pequeños y breves momentos en la mirada del otro o incluso en aquellas pequeñas acciones que por repetidas ya parecieran haberse vuelto costumbre.

Sin embargo no todo es como siempre, ambos tienen mucho por decir y ninguno se atreve a hacerlo, ella espera que el dé el primer paso y sin saberlo él no puede percibir ningún momento que sea adecuado para hacer algo que considera debe ser perfecto, así sin darse cuenta ambos dejan escapar el momento que tanto habían esperado y la tarde al igual que el café se consume entre una charla superficial y la falta de aquella charla sincera que ambos habían esperado.

Es así que decepcionados pero sin demostrarlo ambos salen del café y se dirigen nuevamente a aquel parque, el camino ya no es tan ameno como en la ida, observar el atardecer que los rodea termina siendo la excusa perfecta para esconder todos los sentimientos que desean explotar y ser libres, así pero esta vez en silencio ambos llegan al destino inicial y final a la vez.

Es en aquel instante en el cual todo parece a punto de terminar que ambos finalmente se deciden a apostar su corazón por lo que sienten, pero justo antes de que alguna palabra pueda escapar las miradas se cruzan y en vez de alejarse rápidamente como lo hacían dentro del café esta vez aquella conexión se sostiene, es así que ambos pueden recordar cada pequeño instante desde que se conocieron hace ya muchos años, cuando no eran más que meros conocidos, hasta los últimos días, en los cuales habían empezado a ilusionarse el uno con el otro,  y los llevaron gradualmente hacia aquel momento que se constituía en el ansiado presente.

Aquel breve instante antes de que ambos universos colapsen el uno contra el otro es tan corto y a la vez se prolonga hacia la eternidad, puesto que es aquel instante el que lo cambiara todo, quizás alguno de los dos podría detenerse y evitar que todo ocurra pero ninguno considera esa opción, el choque es ya inevitable y el desastre está al fin consumado.

Tras esto ambos se miran, no falto ni se necesito decir nada, aquella pequeña acción lo había cambiado todo entre ellos y si bien podría pasar por algo del momento e incluso un error ambos saben que este no es el caso, se separan y las miradas los delatan al fin y al cabo son cómplices del mismo delito.

La despedida deja de lado la amargura que parecía haberlos inundado hacia solo unos instantes para dar paso a un estado éxtasis que ninguno de los dos podría simplemente describir, se despiden sabiendo que han cumplido su cometido, aquello que los había llevado a reunirse y que se consumaba en el amor que ambos creían tener y que a partir de ese momento crecía con la ilusión más inocente de todas.

Mientras el se va siente dentro de el toda la explosión de sentimientos que había estado reteniendo, se siente feliz porque tras tanto soñar la realidad había resultado superior a todo lo que esperaba y aquel impulso que había llevado a los hombres primitivos a dejar de lado la locura del amor libre y a autoimponerse principios de fidelidad empieza a por fin tener sentido dentro de su alma.

Por otra parte ella camina feliz de vuelta a su hogar, siente como sus ilusiones y expectativas quizás se quedaron cortas, todo aquello que había anhelado y esperado ahora le parece burdo puesto que lo que había pasado le parece aún más perfecto, por primera vez en mucho tiempo se permite depositar sus esperanzas y confianza en alguien ajeno que había llegado de repente a cambiar todo su mundo.

Ilusiones y creaciones que la mente de dos simples muchachos se permiten construir porque se han dejado llevar hasta confundir la realidad, el cree que ella en algún momento será suya para siempre, quiere atarla y tenerla para sí como si de un nuevo juguete se tratará o peor una mera propiedad de la que disponer cuando así el lo quiera; ella por su parte espera de él todo aquello que hasta ese momento le había faltado, aquel apoyo incondicional que siempre deseo y nunca pudo tener, alguien que rellene aquel espacio y la soledad que había sido su única compañía en mucho tiempo, pero no de una forma asfixiante ni opresiva sino de forma comprensiva y armoniosa.

Quizás si ellos supieran todo lo que pasa por la mente del otro y todos aquellos sentimientos, que ni siquiera pueden admitir para ellos mismos, no apostarían el corazón en una jugada que sin quererlo está predestinada al fracaso puesto que en algún momento las expectativas que ambos ponen en el otro terminarán chocando y alejándolos de tal manera que lo único que quede de aquel amor sea dolor y arrepentimiento, después de todo el verdadero peligro está en no saber que tan peligroso es el otro.

No obstante siempre existe alguna oportunidad de que a pesar de todos sus defectos y de todo lo que los separa, ambos puedan lograr aquello que parece ser imposible y que con compromiso y cambio consigan aquel destino reservado para pocos, aquel en el cual el amor es más fuerte.

El destino de estos dos muchachos no lo sabe ni siquiera su autor, porque el amor que sienten es un secreto susurrado que solo lo conocen ellos dos, esperemos esta historia tenga un final feliz...

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